miércoles, 30 de marzo de 2011

La selección española gana un partido durisimo, pese a el mal estado del terreno de juego

Hubo pelea y arena para correr un Dakar, pero no fue como poner el pie en la playa de Omaha. A Del Bosque le salió bien el partido de bajo consumo que preparó, en el que ahorró energías, salvó los puntos y la salud y cuidó las relaciones con los clubes. Lo más que podía exigirse, porque jugar bien este partido sin asfaltar no estaba al alcance de la Selección ni de nadie. Lituania, en cualquier caso, resultó menos desapacible que el campo y la climatología. Detrás de una coreografía preocupante apenas hubo enemigo del que preocuparse, aunque, como en Salamanca, alcanzara el empate y discutiera el resultado durante trece minutos. Acabó muriendo de autogol y medio.
Del Bosque reservó a dos del Barça (Iniesta y Busquets), a uno del Madrid (Ramos) y a otro del Villarreal (Capdevila), todos eurocomprometidos, consciente de que a Lituania le tumbarían los que salieron y lo que están detrás de los que salieron. Y si jugaron Xabi y Xavi fue porque están sancionados en la Liga... si se juega. Fue un once sin más zurdo que Casillas, aunque se disimulara bien la hemiplejia.
Hubo ocasión para ganar y quedar bien, con los más poderosos y con el Athletic, mina de interés nacional que se reabre. También para encontrar en la puerta del futuro a Javi Martínez, que está a un cuarto de hora de la titularidad en esta Selección campeona. Y para hacer justicia con Llorente, que dio un empuje cantábrico al tiqui-taca en un partido que simplificó el tanto afortunado de Xavi. Y al final entró Mata, que preparó un gol y dio otro. También le aprieta mucho el uniforme de Sub-21. Es estupendo lo que hay y también lo que viene.
Al paso. España tuvo el balón y el partido durante hora y cuarto, con Xabi Alonso entre la zaga y Xavi y Javi Martínez. El papel de Busquets, que también al madridista le cae como un guante. Tres centrocampistas que, al paso, fueron domando a Lituania. Xavi fue mejor en el partido 101 que en el 100. Así ha sido su carrera, siempre picando hacia arriba. Y Javi Martínez emergió como centrocampista de dos áreas. Lo que faltaba en la galería más completa de creadores en el mundo.
Lituania amagó a la contra, aventuras sin final, pese al empeño de Sernas, el más emprendedor de su equipo, pero anduvo a merced de los centrocampistas españoles. Sólo faltó que Cazorla y Villa, por los flancos, prepararan mejor el aterrizaje de Llorente, que buscó y mereció el gol. Se lo birló sin ninguna gloria Kijanskas, mandando a la red propia un pase definitivo de Mata al riojano. El 1-2.
Hubo pelea y arena para correr un Dakar, pero no fue como poner el pie en la playa de Omaha. A Del Bosque le salió bien el partido de bajo consumo que preparó, en el que ahorró energías, salvó los puntos y la salud y cuidó las relaciones con los clubes. Lo más que podía exigirse, porque jugar bien este partido sin asfaltar no estaba al alcance de la Selección ni de nadie. Lituania, en cualquier caso, resultó menos desapacible que el campo y la climatología. Detrás de una coreografía preocupante apenas hubo enemigo del que preocuparse, aunque, como en Salamanca, alcanzara el empate y discutiera el resultado durante trece minutos. Acabó muriendo de autogol y medio.
Del Bosque reservó a dos del Barça (Iniesta y Busquets), a uno del Madrid (Ramos) y a otro del Villarreal (Capdevila), todos eurocomprometidos, consciente de que a Lituania le tumbarían los que salieron y lo que están detrás de los que salieron. Y si jugaron Xabi y Xavi fue porque están sancionados en la Liga... si se juega. Fue un once sin más zurdo que Casillas, aunque se disimulara bien la hemiplejia.
Hubo ocasión para ganar y quedar bien, con los más poderosos y con el Athletic, mina de interés nacional que se reabre. También para encontrar en la puerta del futuro a Javi Martínez, que está a un cuarto de hora de la titularidad en esta Selección campeona. Y para hacer justicia con Llorente, que dio un empuje cantábrico al tiqui-taca en un partido que simplificó el tanto afortunado de Xavi. Y al final entró Mata, que preparó un gol y dio otro. También le aprieta mucho el uniforme de Sub-21. Es estupendo lo que hay y también lo que viene.
Al paso. España tuvo el balón y el partido durante hora y cuarto, con Xabi Alonso entre la zaga y Xavi y Javi Martínez. El papel de Busquets, que también al madridista le cae como un guante. Tres centrocampistas que, al paso, fueron domando a Lituania. Xavi fue mejor en el partido 101 que en el 100. Así ha sido su carrera, siempre picando hacia arriba. Y Javi Martínez emergió como centrocampista de dos áreas. Lo que faltaba en la galería más completa de creadores en el mundo.
Lituania amagó a la contra, aventuras sin final, pese al empeño de Sernas, el más emprendedor de su equipo, pero anduvo a merced de los centrocampistas españoles. Sólo faltó que Cazorla y Villa, por los flancos, prepararan mejor el aterrizaje de Llorente, que buscó y mereció el gol. Se lo birló sin ninguna gloria Kijanskas, mandando a la red propia un pase definitivo de Mata al riojano. El 1-2.
Hubo pelea y arena para correr un Dakar, pero no fue como poner el pie en la playa de Omaha. A Del Bosque le salió bien el partido de bajo consumo que preparó, en el que ahorró energías, salvó los puntos y la salud y cuidó las relaciones con los clubes. Lo más que podía exigirse, porque jugar bien este partido sin asfaltar no estaba al alcance de la Selección ni de nadie. Lituania, en cualquier caso, resultó menos desapacible que el campo y la climatología. Detrás de una coreografía preocupante apenas hubo enemigo del que preocuparse, aunque, como en Salamanca, alcanzara el empate y discutiera el resultado durante trece minutos. Acabó muriendo de autogol y medio.
Del Bosque reservó a dos del Barça (Iniesta y Busquets), a uno del Madrid (Ramos) y a otro del Villarreal (Capdevila), todos eurocomprometidos, consciente de que a Lituania le tumbarían los que salieron y lo que están detrás de los que salieron. Y si jugaron Xabi y Xavi fue porque están sancionados en la Liga... si se juega. Fue un once sin más zurdo que Casillas, aunque se disimulara bien la hemiplejia.
Hubo ocasión para ganar y quedar bien, con los más poderosos y con el Athletic, mina de interés nacional que se reabre. También para encontrar en la puerta del futuro a Javi Martínez, que está a un cuarto de hora de la titularidad en esta Selección campeona. Y para hacer justicia con Llorente, que dio un empuje cantábrico al tiqui-taca en un partido que simplificó el tanto afortunado de Xavi. Y al final entró Mata, que preparó un gol y dio otro. También le aprieta mucho el uniforme de Sub-21. Es estupendo lo que hay y también lo que viene.
Al paso. España tuvo el balón y el partido durante hora y cuarto, con Xabi Alonso entre la zaga y Xavi y Javi Martínez. El papel de Busquets, que también al madridista le cae como un guante. Tres centrocampistas que, al paso, fueron domando a Lituania. Xavi fue mejor en el partido 101 que en el 100. Así ha sido su carrera, siempre picando hacia arriba. Y Javi Martínez emergió como centrocampista de dos áreas. Lo que faltaba en la galería más completa de creadores en el mundo.
Lituania amagó a la contra, aventuras sin final, pese al empeño de Sernas, el más emprendedor de su equipo, pero anduvo a merced de los centrocampistas españoles. Sólo faltó que Cazorla y Villa, por los flancos, prepararan mejor el aterrizaje de Llorente, que buscó y mereció el gol. Se lo birló sin ninguna gloria Kijanskas, mandando a la red propia un pase definitivo de Mata al riojano. El 1-2.

LUIS MIGUEL RAMIREZ TORO
JULIAN MARTINEZ RIVERO
 JOSE ANTONIO FERNANDEZ BAUTISTA
ALEJANDRO GONZALEZ DEL PINO

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